Cuando comenzó la pandemia de COVID-19 en marzo de 2020, la mayoría de los países cerraron las escuelas para la enseñanza presencial con el fin de evitar la propagación del virus.
Cuando comenzó la pandemia de COVID-19 en marzo de 2020, la mayoría de los países cerraron las escuelas para la enseñanza presencial con el fin de evitar la propagación del virus. Incluso hoy, más de dos años después del inicio de la pandemia, las escuelas de algunos países siguen parcialmente cerradas o han sufrido interrupciones intermitentes de la enseñanza presencial. Las simulaciones del Banco Mundial y los resultados de las evaluaciones de aprendizaje en países de todo el mundo indican que los estudiantes están regresando a las escuelas con pérdidas de aprendizaje. Si los gobiernos no adoptan medidas correctivas para apoyar a los estudiantes, los profesores y las escuelas, estas pérdidas podrían tener efectos permanentes en las personas y las sociedades en el futuro.
El equipo de la Plataforma de Evaluación del Aprendizaje (LeAP, por sus siglas en inglés) del Banco Mundial ha estado trabajando en determinar la viabilidad de las actividades de evaluación formativa del aprendizaje basadas por teléfono como respuesta a la crisis de aprendizaje exacerbada por la pandemia del COVID-19. El objetivo de esta actividad, financiada a través del Aprendizaje Continuo y Acelerado (CAL, por sus siglas en inglés) de la Alianza Mundial por la Educación (GPE, por sus siglas en inglés), es fomentar la continuidad del aprendizaje, especialmente en contextos con poca conectividad y acceso limitados a dispositivos digitales inteligentes.
En general, las actividades de evaluación formativa del aprendizaje -también conocidas como "evaluación formativa" o "evaluación para el aprendizaje"- permiten a los profesores determinar lo que los estudiantes saben, comprenden y pueden hacer, como parte de la enseñanza regular en el aula. Este tipo de evaluación de bajo impacto es esencial para fomentar el aprendizaje de los alumnos, ya que los profesores pueden utilizar los resultados de estas evaluaciones para ajustar la enseñanza en el aula, proporcionar comentarios constructivos a los alumnos, guiarlos en su aprendizaje y ofrecerles oportunidades adicionales para reforzar sus conocimientos y habilidades. A diferencia de los programas de evaluación a gran escala y de los exámenes de alto impacto, cuya aplicación tiende a ser anual, la evaluación formativa se lleva a cabo diariamente en el aula como un elemento central del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Aunque no es una modalidad común para aplicar actividades de evaluación formativa, la cobertura relativamente amplia de los teléfonos móviles básicos, incluso en contextos de bajos recursos, los convierte en una opción atractiva para complementar las actividades de evaluación formativa que comúnmente se llevan a cabo en persona, aprovechando su funcionalidad en términos de llamadas telefónicas en vivo, servicios de mensajes cortos (SMS, por sus siglas en inglés) y respuestas de voz interactivas (IVR, por sus siglas en inglés).
Como parte de las actividades del proyecto CAL en temas de evaluación formativa vía telefónica, el equipo LeAP ha desarrollado un conjunto de recursos para guiar a los interesados en la implementación de evaluaciones formativas para apoyar la continuidad del aprendizaje con el uso de teléfonos móviles básicos, incluyendo:
Los recursos anteriores han servido de base para proyectos piloto de evaluación formativa vía telefónica en Ghana, Nepal y Pakistán, realizados como parte de las actividades del proyecto CAL. Estos proyectos piloto han dado lugar a dos productos adicionales:
De este trabajo surgen varias lecciones aprendidas clave sobre el uso de teléfonos móviles básicos para realizar actividades de evaluación formativa:
Estas lecciones aprendidas y los productos desarrollados por el equipo LeaP del Banco Mundial, pueden ser valiosos para otros países y organizaciones interesados en utilizar las evaluaciones de aprendizaje vía telefónica para apoyar la recuperación acelerada del aprendizaje tras el COVID-19 y promover la resiliencia de los sistemas educativos ante futuros shocks.